Laura Parra: «Para aportar y que otros te aporten cuanto más te conozcas y te aceptes, mejor»

Laura Parra es brillante y, además, un torrente de alegría. Sabe mucho de transformación digital, de tecnología y de personas.

📸Las fotos de Olga Vallejo en esta entrevista son espectaculares.

En el Graffiti de hoy, la directora de proyectos estratégicos de IT de Cellnex Telecom nos habla de emociones, motivación, liderazgo, relaciones profesionales, transformación, innovación y también de incertidumbres.

Ella recoge el relevo cedido por Bisila Bokoko – Global Leadership Speaker, Author. ¡Todo un regalazo!

¿Ha llegado el momento de profundizar en la parte ética de la inteligencia artificial?

Sí, sin duda. Ahora mismo nos preocupa mucho Chat GPT, que ha tenido una adopción sin parangón en la historia: 100 millones de usuarios en dos meses. La filosofía y la tecnología siempre han estado muy relacionadas, pero estas cifras hacen que lo veamos mucho más de cerca.

Con la evolución tan rápida de la inteligencia artificial se está yendo por detrás en la regulación. Ya hay grandes compañías estadounidenses que están uniéndose para elaborar un código ético para la inteligencia artificial basado en siete pilares: que sea justa, que no haya sesgos, que sea trazable, que se entienda, que se explique, que sea el humano el que tenga la última palabra y que sea robusta.

Entonces, estamos en un momento decisivo en este sentido…

Sí. Es muy importante todo lo que se trabaje a nivel ético, porque las decisiones que tomemos ahora respecto a cómo aplicamos la inteligencia artificial, qué limites le ponemos, hasta dónde dejamos que llegue e invada el espacio humano es lo que va a condicionar que el futuro de las generaciones sea uno o sea otro. En esta generación, estamos en un punto de inflexión o match point en la historia de la civilización.

Damos por hecho que la inteligencia artificial generativa (como Chat GPT) te va a responder lo bueno o lo correcto pero ¿y si está manipulada y la respuesta que te da es intencionada, influenciada o manipulada para mal?

Es un punto importante, porque no contrastamos la información, solo la damos por valida. Por eso, se tienen que poner los pilares de cómo se gestiona la inteligencia artificial, eso será lo que limite o no esas situaciones.

Estamos hablando de algo muy profundo: el impacto en las personas del conocimiento, lo que damos por verdad o no, pero… ¿Dónde están las verdades? Más allá del código ético que algunas compañías están intentando establecer, la regulación en nuestro entorno, en Europa, tiene que avanzar para ver cómo se controla esto.

Ahora mismo el debate está abierto en este sentido. Hace unos días la UE anunciaba una ley para regular la inteligencia artificial…

La clave está en la educación. Como sociedad debemos volver a dar a la educación el peso que le corresponde, máxime hoy en día en un entorno tan cambiante. No podemos quedarnos con la misma forma de plantear la enseñanza. Potenciar los modelos de educación que fomenten el espíritu crítico en los alumnos, la curiosidad, la necesidad e incluso la ilusión por aprender, y la creación de un criterio propio, ayudará a que las siguientes generaciones interactuar con la inteligencia artificial desde una posición diferente.

¿Se trabaja el aspecto emocional de la transformación digital y de la adopción de nuevas tecnologías en las organizaciones?

Depende de las personas y de cómo lo enfoque cada uno. Yo soy una informática atípica y trabajo mucho las emociones con el equipo, porque cuanto más motivado esté un equipo, más cercanos estaremos a la precisión. Pedro Duque decía que en la NASA trabajan mucho la motivación de las personas precisamente por esto, porque cuanto más motivada está una persona, más da sí mismo. Pero, en general, las emociones no se trabajan en las organizaciones más allá de cómo se puedan monetizar.

Cada vez conozco a más profesionales que apuestan precisamente por trabajarse a uno mismo para ir avanzando en estas cuestiones…

Creo que llega un momento en el que te das cuenta que tenemos necesidad de conectar con otros, pero ¿con qué otros? No todo el mundo nos vale y para que las relaciones y las conexiones te aporten y aportes, cuanto mejor te conozcas tú y te aceptes, mejor.

Rosa Escandell dice que la felicidad está en la aceptación, y es verdad. Es un trabajo que tienes que hacer: primero conocerte para saber quién eres, qué quieres, qué aportas y reconocer en el otro qué aporta.

La parte emocional necesitamos alimentarla.

También hay mucho de moda en esto.

Sí, hay mucho coach. Antes decían que una ardilla podía recorrer España de punta a punta yendo de árbol en árbol. Ahora hay un humorista que se llama Ángel Rielo que dice que la ardilla pude recorrer España de punta a punta de coach a coach.

Yo te digo: Mujeres STEAM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas). Y tú me dices…

¡¡¡Vamos chicas!!! (Dice enérgica y simulando el gesto de Superman).Hay que quitar los clichés de friqui con camisa de cuadros y bolígrafo en el bolsillo para los perfiles STEAM. Yo estudié ballet 10 años, pero mi madre me convenció para que me pasara a la informática.

Así que ahora soy una informática atípica. Me gusta pintar, por ejemplo. De hecho, he encontrado en mi profesión el espacio creativo que necesito para divertirme. La informática y su aplicación a un negocio requiere de una creatividad enorme. Eso aplica también a lo que tiene que ver con ciencia, matemáticas… Todo requiere de creatividad y puede ser muy divertido.

Hace poco leía unas declaraciones de William Kikanae Líder Masái que decía: “Vosotros tenéis muchas cosas, nosotros solo felicidad”.

Lo conozco. Tuve la suerte de estar en Kenia en su campamento y es cierto lo que dice. Nosotros tenemos muchas cosas y tenemos muchos anhelos y ellos no tienen nada, tienen el machete y el móvil, eso sí, pero viven en casas bajas, padres con los hijos en el mismo espacio, más una cabra y una vaca. No tienen nada y no tienen anhelos. Y aun viendo como vivimos nosotros, no les provoca.

El amor y la conexión que tienen con la naturaleza, la falta de concepto del tiempo… A nosotros nos condiciona el tiempo y eso nos hace medir. Ellos no tienen ese concepto, se lo hemos llevado nosotros. Para ellos un nuevo día es motivo de celebración. Que su familia esté bien, también. Lo sienten así. Al final te das cuanta de que cuanto más tienes, más quieres.

La transformación digital parece no tener fin. Lo que hoy es nuevo mañana, no. ¿Cómo adaptarse al cambio cuando el cambio no deja de cambiar?

El que no tenga la flexibilidad para asumir que el cambio es constante se quedará atrás. El que no acepte vivir en esa incertidumbre sufrirá. En este contexto, cada uno tiene que encontrar su camino preguntándose: ¿Qué hago yo con esto? En lugar en lugar de: ¿Cómo me va a afectar esto? o ¿Qué me va a quitar? Todo es el enfoque que demos a las cosas y depende de uno mismo, porque el cambio no va a parar.

A nivel empresarial, en eso también influye el tamaño de la compañía. Tu, que además de tu cargo en Cellnex Telecom asesoras a pymes en transformación digital, ¿qué necesidades detectas en ellas?

Los «es que siempre se ha hecho así». La resistencia al cambio. Porque, tú puedes explicarles cómo un robot o un software RPA les puede quitar mucho trabajo manual, pero inconsciente o conscientemente se preguntan: ¿Y ahora qué hago? Lo que hay que explicarles es que lo que van a hacer es dirigir cómo ese trabajo robotizado puede funcionar mejor.

Es esencial que la compañía cuente con un plan de desarrollo de su personal. Por eso, el planteamiento de la transformación digital tiene que partir del comité de dirección. Son los primeros que se lo tienen que creer. Y, con ellos, el área de Recursos Humanos y de Tecnología.

Tienen que pensar en los impactos, en cómo trabajar a nivel de las personas la gestión del cambio y en la tecnología, en cómo incorporarla. Son muchas aristas. Todo eso tiene que estar bien estructurado y hay que saber comunicarlo al resto de la empresa con transparencia, y de una manera muy aterrizada, para que sepan qué va a ocurrir y cómo va a ser el proceso.

Dentro de tu trayectoria, también has pasado por el mundo de la logística de la mano de ID Logistics España. ¿Qué te ha aportado tu paso por el día a día de la cadena de suministro?

Es una de las etapas que más he disfrutado de mi carrera. Conocí a personas maravillosas. El CEO de aquella época, Javier Echenique Moscoso del Prado, es un fuera de serie. Esa etapa me permitió disfrutar de un entorno laboral brutalmente tangible. El mundo de las telecomunicaciones está en las antenas, por eso visitar un almacén lleno de robots, de automatismos… me hizo disfrutar muchísimo.

Me permitió ver cómo un cambio en los sistemas puede afectar a un proceso de forma inmediata, de manera que lo mejore o lo empeore. Y lo ves en el momento. También descubrí que la logística es un sector mucho más exigente de lo que vemos desde fuera, los márgenes son bajos, todo esta milimétricamente medido, porque un impacto en los sistemas se puede cargar el nivel de servicio y la exigencia del cliente es muy alta.

Se habla de inteligencia artificial generativa, blockchain, computación cuántica, Internet of Things, criptografía, gemelos digitales, robótica… ¿De verdad es todo tan revolucionario o hay mucho marketing ahí?

Sí, lo es. No es marketing, pero la adopción de unas u otras será lo que haga que acaben teniendo sentido o no. ¿Por qué Chat GPT se ha expandido tan rápido? Porque es gratis, aunque hay que darle nuestros datos. Nuestros datos están en todas partes.

¿Cuál será la tecnología que verdaderamente transforme los negocios y la sociedad?

La que va a afectar más en el corto plazo en cuanto a transformación a esta generación y la siguiente es la inteligencia artificial generativa. Las empresas van a saber qué quieres por quién eres tú, no porque tengas unas características concretas. Van a saber lo que quieres antes que tú mismo.

La inteligencia artificial generativa crea automáticamente para ti textos, imágenes y vídeos, y esto ya se está introduciendo en nuestra vida, en nuestro día a día. También hay que tener mucho cuidado. Ahora incluso recomiendan tener una palabra clave en las familias.

¿A qué te refieres?

A que, a través de inteligencia artificial, te pueden llamar con la voz de tu marido o de tu hijo pidiéndote hacer una transferencia urgente, pero en realidad no son ellos. Si tienes una palabra clave, al menos puedes confirmar si es cierto o no.

¿Podrán las máquinas llegar a sentir?

No. Podrá parecerlo por el estudio de nuestros rasgos, del brillo de los ojos, de su color, de la dilatación de las pupilas, del temblor de los labios, de la postura de las manos… podrán procesar y entender lo que tú estás sintiendo, pero ellas no van a sentir.

La capacidad de la ambigüedad que nosotros tenemos y del doble sentido no lo podrá tener una máquina. Futuras tecnologías no lo sé, espero que no. Al menos nosotros eso no lo vamos a ver.

¿La transformación digital y tecnológica acabará convergiendo con la transición energética?

No hay más remedio. La sostenibilidad es una mole que tenemos que ir cortando en trocitos y resolviendo, pero ahí tiene que confluir que, desde la regulación, las empresas conviertan ser sostenibles en parte de su estrategia, porque eso les va a dar mejores resultados. El problema es que todavía no han encontrado cómo hacerlo de una manera generalizada.

Por el momento, solo hay obligación de reportar y hay muchísimo postureo en torno a la sostenibilidad. Por algo se empieza, pero estamos solo en el punto de partida.

Y todo contamina. Incluso lo digital.

Sí. Por ejemplo, la industria de los data centres a nivel global tiene más emisiones de carbono que toda la industria de aviones comerciales. Consume 18 millones de litros de agua al día. Por eso, estoy convencida de que la tecnología debe aprovechar los recursos naturales como fuentes energéticas y eso solo puede lograrse confluyendo ambas partes: la tecnológica y la ambiental. Hay mucho recorrido por delante todavía.

¿A quién le cederías el relevo de esta entrevista?

A Juan García Sánchez, CEO de Exponentia. Empezó a fundar empresas con 16 años. Lleva siendo consejero de empresa desde los 24 años. Es el director del programa de alta dirección del IE Business School y todo eso con solo 32 años.

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