04 Jun Gonzalo Sanz: «Ponte a hacer cosas nuevas, porque es lo que te permitirá crecer»
En esta conversación hablamos de la vida y también de la muerte. De motivación. De propósito. De aficiones. De equilibrio. De valores.
Sin más preámbulos, te invito a leer esta entrevista con Gonzalo Sanz, CEO de Grupo Romeu, porque tiene mucho fondo y está repleta de titulares.
¿La veteranía es un grado, una virtud, una ventaja…?
La veteranía es un estado. Realmente, accedes a ella por los años que llevas en la profesión y, de alguna forma, también en la vida personal. No es nada importante para hacer lo que quieras en lo profesional, sí lo es toda la mochila de experiencias y conocimiento que has vivido. Te sirve si te dan la oportunidad para poder aplicarla. Pero la veteranía, per se, no tiene ningún valor.
A mi me encantan los modelos híbridos, que puedas combinar a gente con mucha experiencia y conocimiento con otra con menos veteranía, pero con empuje y con conocimientos diferentes. Esa mezcla es fantástica, porque pones a disposición del que viene detrás todo el conocimiento de los primeros y, al revés, dinamizas a la gente que atesora experiencia importante y le retas a cambiar cosas. Esa mezcla es muy explosiva.
¿Qué determina esa selección?
El DNI no. Importa el conocimiento, la mochila (con esas experiencas o ganas) de cada uno y si la persona aporta en los planes de la empresa. Para mí la pregunta clave es cuál es su motivación de vida, dónde quiere ir y hasta dónde quiere llegar. La gente que viene solo a sobrevivir no me interesa, pero si viene a aportar, tiene fuerza y está dispuesto a trabajar, sin importar cual es la edad real de jubilación… ¡Adelante!
¿Y qué respondes tú a esas preguntas? ¿Cuál es tu motivación de vida?
En la vida tienes que tener un propósito, si no es así difícilmente podrás conseguir algo. Yo lo que pretendo es aportar el conocimiento, las cosas que se deben y no se deben hacer (porque ya las has hecho y no te han salido bien) a nuevos proyectos abiertos a los que pueda contribuir.
Mientras la cabeza aguante y funcione mi motivación es seguir contribuyendo. No sé cuando voy a parar, porque ya tengo 73 años y no soy un jovenzuelo, pero habrá un momento en el que sepa decir «hasta aquí he llegado» y me dedique a otra cosa.
Llevas muchos años en puestos de máxima responsabilidad. ¿Cuál es el truco para no bajar el nivel?
Lo primero es que te den una oportunidad porque si no, aunque no quieras, bajas el nivel. Es inevitable. La vida profesional y personal son ciclos y estás en el ciclo en el que es más complicado aportar o que alguien te dé esa oportunidad. Esa es la primera enseñanza.
¿Y eso cómo se consigue?
Es una receta que se cocina a fuego lento. Tienes que acumular experiencia en la mochila, procurando ser respetado, respetar y crearte una imagen sólida de buen profesional, que conoce la materia en la que está desarrollando su actividad. En ese momento, con un buen networking, que conlleva exposición, te puede llegar la oportunidad de que alguien confíe en ti.
Hay que trabajar, tener respeto, imagen, tener red y mucho foco en lo que haces. Si te dispersas mucho, las oportunidades son menores, sobre todo cuando vas progresando, que se reducen. No hay truco, solo que alguien te dé la oportunidad.
¿El liderazgo entiende de edades?
Para nada, no tiene que ver con el poder ni con la edad. Para mí, el liderazgo es auctoritas. Tienes que estar comprometido con las cosas, respetar a la gente y procurar hacerles entender lo que tienen que hacer. Liderar en conducir, guiar por un lado y por otro. Ahora también lo llaman coachingpero, en el fondo, es educar para sacar lo mejor de los equipos.
Tiene que ver con la actitud y con el compromiso. En el fondo, estás liderando desde que naces hasta casi la muerte. Incluso hay que liderar la muerte. Ese es un tema que he ido aprendiendo poco a poco. En todas las etapas de la vida tienes que establecer un tipo de liderazgo.
La muerte es un tema casi siempre tabú. ¿A qué te refieres con liderarla?
A que hay que aprender a morir. Se aprende a morir, desde mi punto de vista, cuando has tenido experiencias muy cercanas en las que has visto cómo se ha gestionado, qué es lo bueno y lo malo, que no es el efecto final. Es un estado. Eso es lo que hay que aprender: a morir y a dejar morir a tus seres queridos. Esa es la parte más complicada, porque intentas que tu ser querido se aferre a una vida que ya no existe, y ahí se genera mucha tensión, mucha ansiedad, muchos problemas. Por eso hay que aprenderlo.
Es una lucha con uno mismo.
Claro y ahí hay un aprendizaje muy cercano, muy directo. Hay un momento en el que tienes que dejar de ser egoísta tú y pensar más en la persona que realmente tiene el problema. Esos son los aprendizajes.
¿Cómo CEO, cuál es su kit de supervivencia en el día a día?
En estos momentos, por el papel que tengo, viajo muchísimo todas las semanas, dentro y fuera de España. El kit de supervivencia más importante es saber que tengo todos esos proyectos, que no entro en una zona de confort. Cuando alguien entra en su zona de confort, mi recomendación es que se vaya, que busque otro proyecto que le motive.
Mi kit es ese: no acostarme y levantarme al día siguiente diciendo qué cómodo estoy, qué bien estoy, qué bien vivo. Puedo decir qué bien vivo, puedo decir qué cómodo estoy por otra razón, pero no porque esté en la zona de confort. Me gustan las iniciativas profesionales que me hagan salir de esa zona de confort y saber que hay retos que afrontar. Y no pensar en la jubilación.
Háblanos de tu visión del equipo. ¿Cómo los gestionas? ¿Qué buscas en ellos?
No creo en el one man, que lo hace todo, el super héroe. Tampoco en el mantra que dice que tienes que contratar gente mejor que tú, porque no se trata de ser mejor o peor. Esto va de entender tu propósito, el rol, y ver hacia donde ir, para buscar las piezas y que entre todos podamos llegar a esa meta.
Para mí, hay una parte humana muy importante. Si no encajamos en valores, ética o forma de gestionar el trabajo o los negocios, difícilmente la persona se integrará en mi equipo. Siempre he creído que el liderazgo y la gestión tiene que ser más humana y humanista. Por eso, para mí, la selección del equipo tiene que estar alineada en ese sentido.
¿Y qué tipo de perfiles buscas?
Hay tres figuras clave. Primero los «sensores», que tienen una capacidad para conectar la realidad con lo que esta pasando a tu alrededor, en los mercados, en los clientes, con lo que realmente quieres. No tienen afán de protagonismo y son muy inconformistas.
Luego están las figuras de «consultores y asesores», son gente más pragmática, con conocimiento y curiosidad por aprender. Cuando lideras tienes que tener un foco, porque es fácil que te disperses y tiene que haber alguien que te ayude a reenfocar, a poner el foco en su sitio.
Y al final están los que yo llamo «estrategas», que son los que te ayudan a aterrizar todo esto. Los que permiten que encajen todas las piezas, analizan muy bien el entorno, utilizan inteligencias de todo tipo y ayudan a aterrizar los planes de la organización.
Me gustaría que vieras este video que publicaba Luis Galindo hace poco.
¿Qué te sugiere?
Hay que huir del refrán: «Que cada palo que aguante su vela». Todo el mundo sabe que tiene que aguantar ese palo y esa vela. Ahí está la clave. Y vuelvo al propósito, si tienes un equipo que tiene un propósito claro, si está alineado con eso, funciona. Lo de que cada palo aguante su vela, que cada uno se las apañe para salir de esa situación, pasa mucho en las empresas: se generan silos que están provocados, según mi experiencia, por lo mal que se planifican las remuneraciones, los variables y los objetivos.
Con estos se conducen los comportamientos de las personas hacia objetivos concretos y posiblemente se esté perdiendo todo lo que estás tratando de conseguir a través de tu propósito. Hay que tener mucho cuidado con eso, porque tienes compartimentos que han hecho bien el trabajo, pero no te sirven porque no forman parte de este engranaje.
Hace poco me recordaron esta frase de Pablo Ruiz Picasso: «Siempre estoy haciendo las cosas que no soy capaz de hacer para aprender cómo hacerlas».
Lo firmo mañana. Hay muchas formas de interpretarla, pero un líder, un gestor, tiene que saber lo que no sabe y eso significa que ha salido de su zona de confort. Además tiene que tener un atributo muy importante: la curiosidad. La curiosidad te lleva a la formación, a aprender continuamente.
Tienes que tener curiosidad desde que naces hasta casi que mueres. Si eres curioso te harás las preguntas adecuadas, buscarás el conocimiento o la información allá donde esté. No te pararás cuando te digan esto no es posible, sino que insistirás, volverás, te formarás y avanzarás.
Muchas veces nos olvidamos de hacer un match entre lo que quieres, lo que persigues y lo que realmente la gente te trae. Te fijas más en si ha hecho bien su trabajo. Y hay gente a la que pasamos a un nivel superior y le estamos haciendo un flaco favor, porque no sabe hacer ese trabajo y como no lo sabe hacer se pone a hacer el trabajo que hacía antes, que lo hacía muy bien, pero este nuevo no lo hace. Por eso la frase de Picasso es muy buena en ese sentido: ponte a hacer cosas nuevas, porque las cosas nuevas son las que te van a hacer crecer.
Es conocida tu afición al golf. El deporte para ti ¿es una vía de escape, una manera de relacionarte, una forma de marcar estatus?
En el equilibrio que tienes que tener en la vida está la familia, la profesión, los amigos y la otra pata es el deporte. Yo no busco estatus ni networking. Hay gente que dice que en el golf se hacen muchos negocios… Mentira. Otra cosa es que los que hacen negocios juntos jueguen al golf. Esto sí es posible.
Encuentras a gente muy interesante, sí, pero de lo que menos se habla es de trabajo. Para mí, el deporte es esa pieza que te da equilibrio, balance y bienestar. Estás mejor físicamente, más activo, más despierto, más fresco.
¿Para avanzar en lo profesional… es necesario también cierta apertura en lo personal, a nivel relacional?
Es difícil separar lo personal de lo profesional. Tampoco puedes aplicar los mismos criterios profesionales en tu vida personal pero bastantes sí, tienes que unirlos. Lo que sí creo es que tu vida personal, tu exposición a una vida personal mucho más amplia, más activa, de socializar con mucha más gente, te va a influenciar en tu vida profesional y te va a dar más oportunidades.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera?
Hay una que aprendí muy jovencito: eliminar el ego de todo tu comportamiento y tus actuaciones. Pasar del yo al nosotros. Luego también que es importante el foco, no hay que dispersarse. Si te gusta una profesión, un proyecto o un sector focalízate, camina en esa dirección, especialízate.
También he aprendido que hay que usar los referentes. Primero hay que identificarlos, porque son desde tus padres, tu familia o tus profesores en la primera parte de tu vida a la universidad o los primeros jefes, de los que siempre te quedas con cosas… Tirar de los referentes es muy importante.
Y que si no eres curioso, no avanzas y si no avanzas, mueres. Ser curioso te va a llevar a entrar en nuevos campos, en nuevos ámbitos, te va ayudar a formarte desde el punto de vista de conocer, de aborber del conocimiento.
Sé que te gusta la lectura. ¿Nos recomiendas algún libro?
Siempre recomiendo lo último que he leído. Me ha encantado «Maldita Roma», de Santiago Posteguillo. Si lo lees con una mirada de lo que hoy está pasando en el mundo ahora, en la política, resulta muy interesante. Entender a los clásicos es una forma de ver lo que pasó y lo que puede pasar. El libro es fantástico.
También me encantó «El Príncipe», de Maquiavelo, porque me dio ciertas pautas de lo que tiene que ser un líder. Tienes que ser astuto como un zorro y tener la fuerza de un león. Ser muy duro en el contenido y muy suave en las formas. Siempre doy ese consejo: sé astuto en tus negociaciones, en tu planteamiento. No seas como el lobo que va a por a pieza. Observa el entorno y sabrás el momento adecuado para hacer lo que tengas que hacer.
Otro que me encantó es «Samuray Selling», basado en aplicar los siete principios básicos de un samuray a las ventas. Es muy antiguo, pero muy curioso porque muchas cosas las puedes aplicar. Por ejemplo, generar el sentido de la urgencia. Esto es lo más complicado en las organizaciones, para que se movilicen.
¿Y como impones rapidez cuando la decisión que no depende de ti?
Identificando y mostrando a qué se renuncia. No quiere decir que una decisión sea buena o mala. Tienes que mostrar las renuncias que tiene no escoger esta opción y si se está dispuesto a renunciar, que se renuncie, no hay problema.
Tus discursos en público siempre han tenido un toque muy personal y muy cultural. ¿El mundo de la empresa ha perdido ese enriquecimiento cultural?
Creo que la gente en general sí. Es cierto que mi mujer era licenciada en clásicas y vivía muy de cerca esa influencia. Tenía una colaboración fantástica para saber de dónde tiraba y qué fuentes escoger.
En mi opinión, hemos perdido el hábito de la lectura por la inmediatez de las cosas. Las redes, el comercio electrónico… nos generan necesidad de inmediatez y leer genera lo contrario. Hay gente que tiene hábito de leer, pero de novelas muy comerciales, no los clásicos, que son una fuente de inspiración brutal para abordar lo que tienes.
¿A quién te gustaría ceder el relevo de esta entrevista?
Tengo un cariño especial y admiración por Luis Zubialde, Group CEO de Palletways. Es uno de los ejecutivos y gestores del sector logístico que más éxito ha tenido, con unos valores y fundamentos fantásticos. En mi época en Lógica (ahora UNO Logística) era un miembro comprometido que ayudaba, peleaba, luchaba. Tenía también el concepto de familia, como buen navarro, muy anclado, con una dedicación a la suya y al proyecto profesional sin desequilibrar ninguno. Importaba el proyecto e importaba la familia. Es una persona con unos valores increíbles.
Fotos: Olga Vallejo
Espacio: La Parra Coworking
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