
24 May Javier Cordero: «El mayor éxito es valorarte y reconocerte a ti mismo»
La sabiduría de Javier protagoniza el Graffiti de mayo. Quien lo conoce sabe por qué esta entrevista es más que merecida.
Con sus horas y horas de investigación y estudio, pone el foco sobre los logísticos que pasan desapercibidos. Aquellos que, aunque no tienen altos cargos, aportan un valor imprescindible a la cadena.
Hablamos de curiosidades históricas, pero también de innovación y de conceptos muchos más profundos como el éxito y la vocación.
¡Espero que la disfrutes tanto como yo! Para mí, Javier es un buen amigo, confidente y mentor .
¿Qué es para ti el éxito?
Para mí hay dos tipos de éxito: el que te puedan reconocer los demás desde afuera y el que tú te sepas valorar y reconocer a ti mismo, desde adentro. Este último tiene un valor tremendo, porque cuando uno se ve por dentro su éxito siempre está ahí, no depende de un tercero, y con eso eres capaz de llegar a donde sea. Poder ver eso, incluso aunque no lo vean los demás, es complicado, pero ese es el éxito real del ser humano.

Javier Cordero.
¿Y la recompensa es que, además, lo vean los otros?
Que lo vean los demás sería lo ideal, pero eso es muy difícil porque requiere hablar el mismo lenguaje, es decir, tener los mismos valores y principios. Para que otro identifique ese éxito en ti tiene que ser más o menos como tú o, al menos, tener la suficiente capacidad para valorar a los demás más allá de las medallas o títulos.

Javier Cordero y Sandra Lorente.
Cambiemos de tema. ¿La mejor logística es la que pasa desapercibida?
Sí, la logística incluye la combinación de muchísimos trabajos, multitud de eslabones. En ella participan muchas personas que pasan desapercibidas, que trabajan por voluntad y, en muchos casos, con vocación. Si te llega un producto a tu casa y no ha habido ninguna incidencia, la operativa ha pasado desapercibida y el engranaje ha funcionado a la perfección.
Hablas de vocación en el trabajo. ¿Cómo sabes cuándo hay vocación?
Eso se nota. Cuando un profesional, de cualquier parte de la cadena, trabaja con vocación facilita y logra que todo fluya. Incluso pasa desapercibido, porque ese es parte de su éxito.

Javier Cordero.
Siempre pones en valor a los logísticos de a pie, a esas personas invisibles que dan vida al sector…
Es que son imprescindibles. En el engranaje logístico participan muchísimas personas. El que recibe el pedido es el último eslabón de una cadena muy larga. Hay muchas personas que no conocemos o que no vemos, porque no tienen grandes cargos, que están ahí y hacen una gran contribución al funcionamiento previsto para el resto del engranaje.
Hace poco me comentaban en esta misma sección que hay muchos líderes sin cargo.
Exactamente. Un líder no tiene por qué tener cargo, es un profesional con un equipo al que enseña y motiva, con el que se vuelca para sumar.
Javier tú eres uno de los pocos historiadores sobre la logística en España. ¿Cuál es la parte que más te gusta?
Lo que más me gusta es el despliegue que se hacía antes, cuando los medios no eran los de ahora, para llevar a cabo un proyecto. También ver el movimiento, analizar cómo funciona toda la cadena de suministro con la suma de la aportación de cada uno de sus eslabones.

Javier Cordero.
¿Cómo decides investigar sobre la historia logística de Velázquez?
Soy un enamorado de la pintura y, sobre todo, de Velázquez, que es uno de los mejores pintores del mundo. Me empezó a interesar su trabajo al ver que, para ser un pintor de la Corte, pintó muy poco si lo comparamos con otros pintores de la Corte inglesa, por ejemplo. Entonces, pensé que, si no pintaba tanto como otros, se tenía que dedicar a otra cosa que le llevara mucho más tiempo y me puse a investigar.
¿Y qué descubriste?
Que era funcionario. En concreto, era el responsable de los servicios generales del rey Felipe IV. Se ocupaba de las facturas, contrataba personal, gestionaba todas las salidas que hacía el rey y organizaba a todo el colectivo de personas que viajaban con él, que eran cerca de 200. Esta es una historia que conoce muy poca gente, pero fue un gran logístico. De hecho, murió siendo aposentador del rey, después de venir de dar asistencia a la organización logística del Tratado de Paz de los Pirineos.
¿Qué lecciones nos deja para el día a día del sector en pleno siglo XXI la historia de la logística?
Los parámetros son los mismos ahora que antes: el espacio, el tiempo, la conversión y la información. Ahora tenemos herramientas para trabajarlo de un modo más preciso, más perfecto, pero la base es la misma.
También has investigado sobre la logística de la Armada Invencible. ¿Por qué esa temática?
El trabajo sobre la Armada Invencible lo comencé a partir de un presupuesto que encontré estudiando y revisando documentación histórica. Era un presupuesto que se había realizado a lo largo de todo un año y el objetivo de la operativa era poner en marcha la campaña contra Inglaterra. Contaban con 90.000 personas para ello y ese documento detallaba todo el inventario para llevar un ejército allí y realizar una ocupación de seis meses. Incluía desde implicaciones en el personal, a materiales, alimentos para cocinar, bebidas… Vi que para organizar todo eso había una logística detrás muy importante.
En la era de la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial, ¿cuál crees que es el valor añadido de la logística?
La capacidad de coordinación y la gestión del tiempo. La gestión de los tiempos se traduce en dinero y a través de la coordinación toda la cadena funciona a la perfección.

Javier Cordero.
En función del perfil y puesto profesional, existe cierto miedo a que la digitalización elimine puestos de trabajo…
En absoluto. Los cambios hay que atajarlos con formación. La formación va cambiando en cada momento para adaptarse a la evolución de la sociedad. Los profesionales tienen que prepararse y estar en formación continua, porque además los logísticos viven en un «examen» diario. Nos tenemos que formar tanto para los retos de la realidad actual como para los desafíos que están por venir. Si no te formas, te quedas fuera del mercado.
Vivimos en un mundo en el que todo es para ya. ¿Cómo valoras esa inmediatez?
Al final, en la logística el tiempo es vital, lo ha sido siempre. Hay mucha gente que no es consciente, pero los procesos de ahorro que estamos teniendo con las cadenas de suministro de hoy son enormes.
Precisamente sobre la gestión del tiempo versa tu investigación relativa a la logística de la construcción del Monasterio de El Escorial… ¿Qué descubriste con esa investigación?
Que Herrera no había sido el principal arquitecto, sino que había otro anterior, Toledo, que falleció. Fue entonces cuando Herrera tomó las riendas y, gracias a su trabajo, la construcción se llevó a cabo en 21 años y no en los 50 que hubieran sido necesarios según estaba proyectado inicialmente. Herrera consiguió optimizar el proyecto gracias a la logística y jugando con la simetría que dio a la construcción ganó tiempo y dinero. De hecho, ese modelo de trabajo luego se exportó a otros países de Europa.
¿Y en qué consistió su esa innovación para reducir tanto los plazos?
Su aportación se basó en la aplicación de la simetría en el diseño, el uso de nuevas herramientas, su apuesta por la organización de la logística, nuevas formas del transporte de la piedra y su criterio de unificar los tiempos de trabajo de la plantilla.

Javier Cordero.
Estas tres investigaciones (Velázquez, la Armada Invencible y El Escorial) las plasmaste junto al periodista Hernández en sendos libros… ¿Nos puedes hablar un poco de ese proceso?
Cada libro es resultado de ocho o nueve años de investigación. Cuando encuentro algo sobre lo que no se ha hablado nada y veo que hay mucha historia detrás… Entonces, investigo, estudio y leo mucho. Dedico muchas horas. Cuando investigo busco todas las aristas posibles, muchas veces hay caminos que se estacan sin salida y tengo que retroceder y buscar otros. En cambio, hay otros que a lo mejor creo que no van a tener recorrido y de repente tienen muchas ramificaciones. Me gusta analizar a los logísticos y trato de ser muy objetivo, investigando todas las afectaciones posibles sobre un acontecimiento.
¿Nos puedes adelantar en qué estáis trabajando ahora?
Estoy estudiando la logística vinculada al Descubrimiento de América que, aunque está fechado el 12 octubre de 1492, lo cierto es que se descubrió de verdad en noviembre del año siguiente. Fue entonces cuando se hizo un segundo viaje en el que se llevaron a 1.500 personas en 17 navíos, entre los que iban militares, personal técnico y familias. Cada barco que partía tenía un inventario de todo lo que llevaba a bordo y había que justificar en el reporte de la vuelta su uso. Estoy leyendo muchos manuscritos para entender cómo se hacían las leyes que regulaban todo eso.

Javier Cordero.
¿Quién fue el primer logístico conocido en la historia?
Para mí, el conquistador Aníbal Barca, que revolucionó la logística con una efectividad y una disciplina férrea. Y es que todo aquel que no cumplía con sus obligaciones pagaba con su vida. Él fue quien conquistó la parte de los turcos que estuvieron en Asia, allí llegó con un ejército y diseñó los movimientos logísticos por mar y tierra. Gracias a la logística avanzó y conquistó parte de África.
Por último, ¿a quién cederías el relevo de esta entrevista?
Se lo cedería Ricardo José Hernández Asensio, que es con quien llevo años trabajando en los libros e investigaciones. Lo elijo porque él explica las cosas de una manera excelente. Yo pongo el entusiasmo, pero luego te tienen que entender y saberlo comunicar y, en eso, él es único.
No hay comentarios