Titulares

«El que olvida el camino a la fábrica, está muerto»

¿Qué tienen en común los empresarios Enrique Cornejo y Juan Pablo Lázaro? ¿Qué une a dos empresarios tan distintos, de diferente generación y ámbito de actividad?
Uno, referente del  mundo teatral. El otro, de la logística y el transporte. Los dos, bajo la batuta radiofónica de Marga de la Fuente, compartieron su visión y su misión en el programa Patenta tu Éxito en Libertad FM.
Experiencias que se resumen en dos titulares: «El que olvida el camino a la fábrica, está muerto» (Juan Pablo Lázaro) y «Antes la gente se forjaba en el problema y desde el problema» (Enrique Cornejo).
Rescato en este artículo estas dos entrevistas, mano a mano, porque están plagadas de titulares. Titulares como que la vida es teatro, pero también logística y transporte. Que queda muy poco para  salir de esta dura crisis y que la recuperación será rápida. Titulares como que la vida era más dura antes que ahora, pero es ahora cuando da más miedo. Otros ilusionantes como el adiós al virus y alguno de nostalgia de pasado, como el significado que antes tenía una empresa para la sociedad, sinónimo de solidez, confianza, sustento de familias y seguridad.Titulares realistas, como el reconocimiento a aquellas empresas que no han sobrevivido a esta crisis y poniendo en valor el mérito de quienes lo han arriesgado todo para evitar ese naufragio.   
También titulares valientes cargados de ilusión para los nuevos emprendedores, a quien Juan Pablo Lázaro les aconseja: «Inténtalo. Es una pena llegar al final de tus días lamentándote por no  haberlo intentado. Nadie se arrepiente de haber luchado por algo, incluso aunque le haya salido mal. Inténtalo y no bajes la guardia. Lee mucho, escucha mucho y nunca comas solo. Aprovecha el    tiempo que tengas para avanzar y, sobre todo, no olvides el camino a la fábrica».Hubo más titulares. ¿El empresario nace o se hace? Cierta vocación emprendedora tiene que haber en el ADN. También trabajo y… el devenir de la vida, claro.Enrique Cornejo, por ejemplo, recordaba sus inicios. A los 17 años, tras quedar huérfano de padre y madre, se asienta en Madrid y tiene claro su objetivo: el teatro, pero desde el punto de vista empresarial. Para lograrlo, se hace boxeador, no tanto para ganar campeonatos si no para poder gestionar la carpa de la Federación de Boxeo, donde organizaba torneos durante los tres meses de competición y teatro en los nueve meses restantes. «La carpa no era como las de ahora. Era una lona, donde si llovía te mojabas y si hacía frío te helabas. Era una época de lucha en soledad, donde la gente se forjaba en el problema y desde el problema. Pero nunca me asustó la vida en eso. Me asusta más ahora», reconocía Enrique Cornejo.Escucha aquí el programa completo. Está lleno de titulares. De todos, el que resume las dos entrevistas en el plano personal y en el profesional es el que da título a este artículo. Qué importante es no olvidar nunca el camino a la fábrica. ¿No crees?

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